lunes, 10 de noviembre de 2008

En el Convento

En el convento había como interna una monjita muy ordinaria, terrible de ordinaria... Siempre que estaba conversando con sus compañeras de cualquier cosa decía malas palabras o groserías.

Las demás estaban cansadas de ella y, en una conversación que tuvieron sin ella, llegaron a la conclusión de que, cuando ella empezara con sus garabatos, todas se pararían de la mesa y la dejarían sola.

En una ocasión estaban conversando sobre la guerra y sus consecuencias y una dijo: 'Si yo pudiera, mandaría un camión lleno de alimentos para toda la pobre gente.' Otra dijo: 'Si yo pudiera, mandaría un camión lleno de medicinas para los enfermos y heridos.' Y dice la monjita ordinaria: 'Si yo pudiera mandaría un camión lleno de putas para los soldados.'

Al unísono se paran las otras monjas tal como acordaron y se dirigieron a la puerta, ... y la monjita ordinaria les grita:

¡¡¡ Espérense guevonas, ... todavía ni contrato el camión... !!!